Anexión Ya
Donniel Hartman, The Times of Israel 10 de mayo de 2020
El mandato declarado del nuevo gobierno de emergencia nacional de Israel, que asumirá el jueves, es superar las divisiones partidarias y sacar a Israel de la crisis del COVID-19. Según el acuerdo de coalición, no se aprobarán nuevas leyes durante los primeros seis meses que no se centren en este desafío. Nada de leyes nuevas, es decir, con la excepción de una: la anexión. Bajo nuestra situación de “emergencia”, la anexión de partes de Judea y Samaria es el único problema que no tiene que ver con el coronavirus que exige una prioridad especial.
¿Qué muestra la campaña de anexión ya sobre Israel y nuestras prioridades?
Si la anexión es buena para Israel o no depende, en parte, de si uno aspira a una solución de uno o dos estados. La anexión de bloques de asentamientos en el contexto de las negociaciones y la creación de un estado palestino tiene un significado. La anexión unilateral tiene otro significado completamente diferente. Si bien la mayoría de los israelíes en el pasado apoyaron un proceso de paz, incluida la formación de un estado palestino en partes de Judea, Samaria y Gaza, la mayoría consideró imposible la idea de una paz instantánea. Cuando el movimiento por la paz fue liderado por PeaceNow (Paz Ya), enajenó a la principal corriente israelí, que creían que la cláusula “Ya” no era realista, y no tomaba en cuenta el fracaso del liderazgo palestino en abrazar verdaderamente la paz y reconocer la existencia del Estado de Israel.
Dado el hecho de que la mayoría de los israelíes son profundamente escépticos de que exista un socio palestino para la paz, no es sorprendente que muchos apoyen alguna medida de anexión. Pero apoyar a Anexión Ya dice menos sobre nuestros vecinos palestinos y sus líderes que sobre los israelíes y nuestro líderes. La cláusula “ya” coloca la paz y la anexión dentro de un contexto particular. Una demanda de “paz ya” en el contexto de las campañas terroristas de los 90 y de la segunda intifada minó la credibilidad de sus proponentes. Del mismo modo, una demanda de “anexión ya” en el contexto de la pandemia del COVID-19 subvierte la credibilidad moral de quienes la defienden.
Los líderes no son juzgados simplemente por su capacidad de adaptación, sino por el corazón moral que guía sus acciones. El COVID-19 nos desafía a todos a articular este corazón en medio del miedo, de la incertidumbre, del dolor y de la muerte. ¿Valoramos la vida humana por encima de todo? Si es así, ¿todas las vidas tienen el mismo valor? ¿Ponemos en peligro a los ancianos y enfermos para “proteger” a los jóvenes y saludables? ¿Cómo equilibramos las cuestiones de seguridad pública con el bienestar económico? ¿Qué les deben las sociedades a sus miembros? ¿Qué se deben los miembros de una sociedad los unos a los otros?
En tiempos de abundancia, nuestros dilemas morales son pocos. En un momento de escasez e incertidumbre, nuestros valores y cualidades como seres humanos son severamente puestos a prueba por las decisiones políticas que tomamos. ¿Cuáles son los valores y las cuestiones morales que motivan la prioridad de la anexión ya? ¿Cómo podemos considerarlo un intento de ayudar a nuestra sociedad y a nuestro mundo en este momento? Cuando miles de millones de personas en todo el mundo se enfrentan a desafíos existenciales y económicos sin precedentes, ¿cómo es que la anexión ahora es una contribución, una fuerza para aliviar nuestras mayores preocupaciones?
Muchos cuestionan la eficacia política de la anexión para Israel, para nuestra relación con el mundo árabe, con los palestinos, con los judíos norteamericanos y con los demócratas estadounidenses. También debemos cuestionar su moralidad: ¿qué dice la priorización de la anexión sobre los compromisos morales de nuestra sociedad y nuestros líderes? ¿Se busca la anexión en este momento porque el mundo está tan ocupado que podemos salirnos con la nuestra? ¿Se quiere aprovechar la ventana de oportunidad que nos brinda una administración de Trump que podría no ganar las próximas elecciones? ¿Cuál es la composición de nuestros principios morales: oportunismo? ¿Interés propio excesivo? ¿Una creencia en que los fines justifican los medios?
Como israelíes, nos hemos sentido justificadamente orgullosos de la forma en que nuestra sociedad y sus líderes se han comportado durante esta pandemia. Regularmente nos ofrecemos como modelo para el mundo, y con razón. Pero ¿cuál es el mensaje para el mundo de Anexión Ya? Nuestros derechos sobre la tierra de Israel y las posibilidades de paz son temas que merecen serios debates y consideraciones. El hecho de actuar como ladrones ocultándonos en las sombras de la noche no le hace justicia a nuestro compromiso con ambos asuntos.
Somos una de las principales naciones del mundo, con responsabilidad y capacidad de liderazgo. Liderar no es simplemente una cuestión de si nuestros laboratorios serán los primeros en descubrir una cura. Liderazgo también significa modelar nuestras prioridades morales. Nuestro mundo necesita una cura, ya. Necesita mayor sabiduría, responsabilidad mutua y compasión, ya. Necesita nuevos niveles de cooperación y comprensión internacional, ya. Anexión ya no es únicamente algo que el mundo no necesita. Es una vergüenza moral. Anexión ya, sencillamente, no es digno de nosotros. No es digno de nosotros como israelíes y no es digno de nosotros como judíos.
Traducción: Daniel Rosenthal