El linaje de los autores judíos

David Herman, The JC, February 27th, 2020.

He aquí una pregunta fascinante: ¿existe realmente la literatura judía? En su nuevo libro de ensayos, Who Wants to Be a Jewish Writer? (¿Quién quiere ser un escritor judío?), Adam Kirsch, una de las estrellas en ascenso de la crítica literaria estadounidense, aborda este tema de frente. ¿Qué tan judíos, por ejemplo, fueron Saul Bellow y Philip Roth? “Eran escritores estadounidenses que casualmente eran judíos”, escribe Kirsch, “y que casualmente escribieron sobre judíos algunas veces, pero la etiqueta ‘escritor judío’ no era algo en lo que estaban para nada interesados”. Cynthia Ozick, sin embargo, “abrazó positivamente una identidad literaria judía”. Una vez reprendió a Saul Bellow por no escribir sobre el Holocausto. Bellow se declaró culpable: “Estaba demasiado ocupado convirtiéndome en novelista”, escribió, “para tomar nota de lo que estaba sucediendo en la década de los cuarenta… No hay una sola partícula de esto que pueda ser denegada”.

Pero por supuesto, no se trataba sólo del Holocausto. Esa famosa generación de escritores judíos-estadounidenses que incluyó a Bellow, Roth, Joseph Heller y Norman Mailer, rara vez se ocupó del judaísmo o de Israel.

Entonces, ¿qué hizo que fueran escritores judíos? ¿Qué es lo que tienen en común escritores tan diferentes como Bellow y Bruno Schulz, Roth y Primo Levi? “¿Forman parte de la misma categoría una historia en alemán de Franz Kafka, un ensayo en inglés de Susan Sontag y una novela en hebreo de Amos Oz?”, se pregunta Kirsch. “¿Hay algún sentido real en que todas ellas sean obras judías, aparte del hecho de que todas fueron escritas por judíos?”

Esto lo lleva a dar dos respuestas interesantes. Lo que hace que los escritores judíos sean judíos, argumenta, no es si leen ídish o si escriben sobre el Holocausto o Israel. Hay algo especial en la forma en que los escritores judíos se relacionan con los textos, dice. “Quizás la judeidad no es tanto una forma de escribir como una forma de leer”. Hay que ver cómo Clive Sinclair y Howard Jacobson reelaboraron la historia de Shylock, o cómo Roth reinventó la historia de Kafka en uno de sus mejores cuentos cortos. Los escritores judíos se ven a sí mismos como parte de una tradición particular, dice Kirsch. “La literatura judía es lo que aparece cada vez que un escritor intenta hacerse un lugar en ese antiguo linaje”.

Cuando el joven escritor estadounidense, Nathan Englander, tradujo la Hagadá (editada por Jonathan Safran Foer con comentarios de, entre otros, Lemony Snicket), estaba encontrando una manera de relacionarse con el pasado judío, tanto literario como histórico. Del mismo modo, Kafka proclamó su judaísmo cuando escribió sobre la Ley, el juicio, el pecado y la expiación. Pensemos en Ante la ley en El proceso. Pero ¿no hay otras formas de proclamar el judaísmo de uno como escritor, o de encontrar una voz judía? Volvamos a Saul Bellow. Es famosa su traducción del ídish al inglésdel relato de Isaac Bashevis Singer, Gimpel el tonto, haciendo que Singer fuera accesible a una nueva generación de lectores estadounidenses. Casi 20 años después, escribió El planeta de Mr. Sammler, sobre un judío polaco que había sobrevivido al Holocausto. No mucho después de eso, escribió Jerusalén, ida y vuelta. Pero lo que lo convirtió en un gran escritor judío no fue que leyera ídish o que escribiera sobre Israel y el Holocausto. Fueron los ritmos de sus escritos, el uso de palabras en ídish, el tipo de personajes judíos que creó, la mezcla entre lo alto y lo bajo, el pathos y la comedia.

¿Y el gran amigo de Bellow, Philip Roth? Sí, escribió sobre el antisemitismo estadounidense en La conjura contra América y reinventó a Ana Frank en La visita al maestro , pero, una vez más, es el humor, el tipo de diálogo, el exceso y la histeria los que hacen que Roth sea tan judío. Encontramos el mismo tipo de voz en algunos de los escritores judíos estadounidenses más jóvenes, pero también los mismos grandes temas judíos. La historia con que Nathan Englander abre Para el alivio de insoportables impulsos trata de la ejecución de los poetas que escribían en ídish por Stalin. Quizás su mejor escrito es el cuento que da nombre a What We Talk About When We Talk About Anne Frank (De qué hablamos cuando hablamos de Ana Frank). En la primera novela de Jonathan Safran Foer,Todo está iluminado, el narrador busca a una mujer que salvó a su abuelo, un judío ucraniano, de los nazis. La historia del amor de Nicole Krauss trata sobre un manuscrito perdido, los refugiados judíos y el Holocausto.

¿Textos y tradición, o temas y humor? ¿Qué hace que los escritores judíos sean judíos?

Traducción: Daniel Rosenthal