Carta abierta de Shraga Bar-On al Gran Rabino Itzjak Iosef
Sobre el Autor: El rabino Dr. Shraga Bar-On es investigador del Instituto Shalom Hartman y director del Centro de Excelencia Intelectual David Hartman del instituto. Codirige el Beit Midrash para los rabinos israelíes.
10 de enero de 2020
Su merced, Gran Rabino Yitzchak Yosef:
¡Usted tiene razón!
La Ley del Retorno crea muchos problemas. Hasta la enmienda de 1970, estaba claro que cualquier judío que hacía Aliá a Israel, ya que su familia fue perseguida por su judaísmo, y debido a que es parte del público identificado como judío en la Diáspora, también es judío en Israel. Pero luego la ley fue cambiada para distinguir dos grupos de judíos: (1) aquellos cuya madre era judía o se convirtieron; (2)los miembros de familia de los judíos.
Si uno los encuentra en la calle, no sabría cómo distinguirlos. Entre nosotros, si uno conoce a los hijos y nietos de esos inmigrantes, no podrá señalar ninguna diferencia entre ellos y otros judíos seculares. Los judíos seculares son, por supuesto, judíos según el estándar más exigente y seculares según el estándar más exigente.
Pero, como usted dijo, cualquiera que haya tenido la mala suerte de tener únicamente un abuelo judío figura en Israel como carente de religión, y se le niega el derecho a casarse como judío en Israel y a ser enterrado como judío en Israel. No porque no quiera ser registrado como judío, sino porque el Estado de Israel no lo permite. Porque el rabinato y los partidos religiosos insisten en no permitirlo.
Por el contrario, cualquiera que tenga la suerte de tener sólo una abuela judía, incluso si emigraron juntos, llevaron el mismo estilo de vida y votaron por los mismos partidos, es registrado como judío sin que nadie ponga a prueba su creencia y estilo de vida, y tiene derecho a casarse y a ser enterrado por rabinos como usted.
¿Por qué? ¡Porque sí! Debido a que así es como la halajá – aparentemente, y sólo aparentemente – lo decide.
Se supone que el Gran Rabino de Israel no es el Gran Rabino del Movimiento Shas, ni tampoco es únicamente el Gran Rabino de los judíos religiosos. Se supone que es el Rabino del Estado de Israel. Así fue como su padre, el rabino Ovadia Yosef Z”L, presidió el Gran Rabinato y enfrentó desafíos nacionales.
Los ciudadanos del Estado de Israel entienden que todo aquel que inmigró bajo la Ley del Retorno es judío. Corresponde al Gran Rabinato del Estado de Israel resolver este problema: convertir a todos los inmigrantes rápidamente, permitirles registrarse como judíos, otorgarles los derechos otorgados a todo ciudadano judío.
La halajá tiene las herramientas para hacerlo.
Si el rabinato actual no está preparado para esta tarea, es éste el que debe ser reemplazado, y no el pueblo judío.
Traducción: Daniel Rosenthal