TuMeser: los primero diez años.
Nada viene de la nada: lo dijeron los griegos, lo dijo Shakespeare en boca de Rey Lear. Explorar el origen primario de las cosas puede ser un pasatiempo agotador, por momentos frustrante, pero nunca deja de ser significativo. En especial en tiempo de conmemoraciones y aniversarios: en noviembre este proyecto, TuMeser, está cumpliendo diez años de existencia ininterrumpida en la web.
A mediados de noviembre de 2009 decidimos entrar en un medio que desconocíamos, excepto someramente como usuarios. Diez años más tarde, y con algunos cambios, aun seguimos tratando de estar a la altura de los tiempos y aprovechar el recurso de las redes sociales en todo su potencial. Y aún cuando siento que nunca es suficiente, es irrefutable que el mayor crecimiento de TuMeser se ha dado en estos últimos años, los años que vivimos en y por las redes sociales. Es que no importa qué tan ducho uno sea en su manejo, ellas nos arrastran, nos obligan, nos exponen, y nos desafían. Antes de recordar cómo llegamos aquí, queda claro que el desafío y el compromiso es cómo llegar a los quince y luego a los veinte años de contenidos relevantes. Cómo les hablaremos a la generación de nuestros hijos.
TuMeser tiene su origen en lo que Yuval Noah Harari llamaría la necesidad de conversar de la especie; en este caso, conversar sobre “lo judío”, entendiendo “lo” como una forma de incluir todo lo que se vincule al judaísmo, ya sea en el centro o en la periferia de aquello que llamamos Judaísmo. En la medida que desde 1997 me involucré en la actividad comunitaria (primero en la EIHU, luego en NCI), uno de los problemas que encontraba era que la conversación judía media se centraba en muy pocos puntos: lo prohibido y lo permitido (o, Halajá); lo denominacional (Ortodoxia, Reforma, etc); antisemitismo; y como extensión de este tema, Israel y su posición en el seno de las naciones. “Lo” judío parecía estar separado de nuestra vida cotidiana, corría, corre, por carriles paralelos.
En 2004 se incorpora como Rabino de la NCI Alejandro Bloch. Él me cuenta de un programa de radio que tenía en Mendoza, donde había sido Rabino trece años; el mismo versaba sobre temas generales y Alejandro era uno de los interlocutores; él introducía la “conversación judía”. Al poco tiempo tomé la iniciativa de contratar un espacio radial, y con Alejandro y Giuliana Alpern, recién egresada como Licenciada en Comunicación, comenzamos a conversar en vivo y en directo, una vez por semana, sobre todo tipo de temas, en especial judíos, o temas generales mirados desde lo judío. Sumamos música, entrevistas desde Israel, España, EEUU y el resto del mundo, y tuvimos hasta un “Debate” previo a una Elección en Israel. El programa estuvo al aire muchos años. Nunca supimos exactamente nuestra audiencia. Empezamos a potenciarlo mediante un sitio web donde colgábamos los programas. No había forma de no desembocar en el proyecto TuMeser.
Así como nada viene de la nada, nada crece en un vacío. TuMeser fue un proyecto ambicioso: buscamos escritores profesionales judíos y no judíos; colaboración del exterior; recursos gráficos como la caricatura; y traducciones. Ofrecía cada semana cuatro artículos más un editorial. No vendía, ni vendió nunca, publicidad. Darle un sentido, un marco, una cierta coherencia a todo esto no era fácil. Quiso la casualidad, o no, que en el mismo año 2009 que se lanzó TuMeser en lo personal me sucedieron dos cosas que marcarían mi vida para siempre: leí la novela de Amos Oz z’l “Historia de Amor y Oscuridad” y asistí por primera vez al Instituto Shalom Hartman (SHI) en Jerusalém. Creo que sin esos dos episodios, TuMeser no hubiera podido remontar por encima de cierto nivel. Si bien éste nunca fue del todo parejo, creo que ha marcado una forma de conversar lo judío que en estas latitudes, en este idioma español, desconocíamos.
Cada uno de estas dos contribuciones merecería mucho espacio. Baste decir que: por un lado, el SHI nos ofreció el tipo de discurso, o conversación judía, que estábamos buscando; una conversación en torno a los grandes dilemas no sólo de nuestro pueblo sino de la humanidad a través de una mirada judía tal como surge de las fuentes y de los aportes de sus académicos; no cómo rezamos, sino cómo nuestros valores como judíos influyen en nuestras acciones. Por otro lado, la novela cumbre de Amos Oz nos contó la historia de quiénes somos: nosotros, los que huimos de Europa, los Sionistas, los pioneros, los estadistas en ciernes, los que pisábamos con temor esa tierra que después de mil novecientos años llamamos nuestra; su sensibilidad, su mirada compasiva hacia la tragedia y dulce hacia la esperanza, me dieron una noción de la hondura de nuestra identidad.
Con mi colaboradora de la última etapa “ambiciosa” de TuMeser, Janet Rudman, siempre discutíamos acerca de “qué es TuMeser”: qué artículo aplica, cuál vale la pena traducir. El tiempo, sumado a nuevas miradas que Janet aportó, fue dándole mayor pluralismo a los contenidos de TuMeser. Al mismo tiempo, siempre mantuvimos la línea editorial, la exigencia de una mirada crítica y honesta de los temas en juego, y sobre todo, evitar lo prescriptivo y normativo. TuMeser siempre ha sido un espacio de reflexión; más preguntas que respuestas.
Llegamos a estos diez años con una versión más personal. Colabora en las traducciones Daniel Rosenthal, con quien no pocas veces consulto sobre la pertinencia de cierto material; pero básicamente TuMeser hoy es opinión, reflexión, y sobre todo, inquietudes. Las mías. Con el correr de los años, como escribí al principio, los lectores y seguidores se han multiplicado. TuMeser no es masivo, tampoco es selectivo; pero la selección sucede por sí misma. Quienes tienen interés en tener una conversación judía diferente, han seguido TuMeser. No porque concuerden en todo lo que proponemos, o porque les inquiete todo lo que nos inquieta, sino porque les gusta conversar: sentir, decir, escuchar, y así seguir construyendo lo que el Rab Bloch llama “relevancia”.
Visto este flashback, no es de extrañar que la oradora central del evento del jueves 7 de noviembre sea otra que Fania Oz-Salzberger, la hija mayor de Amos Oz y sin duda su heredera ideológica. Al mismo tiempo, Fania suma su propia conversación judía histórica, la voz de su propia generación, su compromiso y militancia, y su compromiso con el Sionismo. En el año de la muerte de su padre, Fania viene a Uruguay a decirnos, entre otras cosas, como dijera él en su última conferencia, que “la cuenta todavía no está cerrada”. Me pregunto si alguna vez lo estará; y no hablo de los Palestinos, los dos Estados, ni siquiera hablo de la relación Religión y Estado en un Israel soberano y democrático. La cuenta que no cerraremos es la de la conversación judía, la que nos motiva a ser judíos, la que tenemos con nuestros padres, hijos, nietos, amigos; la que nos constituye. Que, por favor, nunca dejemos de conversar.