Opciones binarias

de mi columna en Radio Jai el pasado 28 de junio de 2025

Hoy, miércoles 28 de mayo de 2025, se cumplen seiscientos días desde el 7 de octubre de 2023: equivalen a seiscientos días de guerra y al día de hoy a cincuenta y ocho rehenes. Todavía.

Seiscientos son demasiados días.  La situación hoy puede reducirse a varias disyuntivas binarias:

  • Dejar a los rehenes en Gaza y perseguir a Hamas, o dejar a Hamas respirar y obtener la liberación de los rehenes vivos. Eventualmente, los restos de los muertos.
  • Permitir la ayuda humanitaria irrestricta en Gaza o continuar con una política de ayuda manipulada por Israel.
  • Ceder a la presión internacional o seguir cediendo a la presión interna del gobierno de Israel. Convertir Israel en un Estado paria o perseguir ideales nacionalistas y mesiánicos.
  • Controlar Gaza desde sus límites y permitir que Trump, los Saudíes, & Cía se ocupen de su reconstrucción; o aplanarla, deshabitarla, y eventualmente anexarla.

Cuando uno recurre a planteos binarios necesariamente está reduciendo su comprensión de los hechos y la capacidad de crear nuevas soluciones. La expresión prototípica de la formulación binaria es ‘bueno o malo’: una de las dos propuestas quedará bajo una de esas categorías.

La suma y sofisticación del lenguaje binario es el que encuentra soluciones complejas y sofisticadas a los problemas, tal como sucede en informática. Pero allí no incide el factor ético.

Este puede introducirse de dos maneras: una es ideológica, panfletaria, y retórica; la otra es con variables que nos corran del lenguaje binario para poder ocuparnos de la realidad que no lo es.

Más allá de las circunstancias políticas, geo-políticas, militares, económicas, y socio-demográficas, estos seiscientos días nos encuentran enfrentando esos dilemas binarios que son, en realidad, dilemas morales.

Las recientes declaraciones del líder del partido ‘Hademokratim’ (Los Demócratas) Yair Golan dispararon el tema a nivel local, a nivel comunitario judío, y a nivel diplomático mundial. De alguna manera, y en forma muy infeliz, dio luz verde a las hasta entonces contenidas críticas humanitarias a Israel en relación a su manejo en Gaza.

A tal punto, que uno ya no puede distinguir entre cálculos estratégicos militares de las ambiciones ideológicas y políticas de los integrantes del gobierno de Israel y probablemente de buena parte de su población; tal vez hasta la mayoría. Nadie ya se escandaliza por las declaraciones provocativas de Smotrich y Ben Gvir, pero las de Yair Golan causaron estragos.

En suma: estamos enfrentados al dilema entre la seguridad nacional y nuestras propias demandas éticas. Tomo prestada una expresión de mis ‘rabinos’ Yossi Klein-Halevi y Donniel Hartman en su último podcast: cuáles son las líneas rojas que no podemos permitirnos cruzar. Eso vale en temas de seguridad tanto como en temas de humanidad. ¿Cómo se pelea una guerra justa con justicia?

En otro espacio, por escrito, en la revista ‘Sources’, el rabino Hartman plantea el tema de la ‘moral en tiempos de miedo’. Abre su artículo con el siguiente concepto: ‘Desde su concepción, el Judaísmo ha identificado hacer lo justo y lo bueno/correcto como el fundamento de nuestro pacto con Dios’.

Una conducta moral no es sólo importante, sostiene; es, citando a Hillel, ‘toda la Torá’. Me permito agregar que el derecho a la auto-defensa, también mandatado en la Torá, no supone licencia para matar. Transitar y prevalecer en una guerra justa con justicia es un desafío mayúsculo. Es el gran desafío de nuestro tiempo para un pueblo judío soberano y con poder.

El problema no es hacerse planteos auto-críticos sobre conductas o acciones. Hacer ‘tikún’ es constitutivo del Judaísmo: ‘volvemos’, ‘reparamos’ nuestros errores. La cuestión es cómo y en qué contexto. No caer de la auto-reflexión al auto-odio. Una cosa es hacernos el planteo desde el púlpito o desde un foro interno y otra es salir a la opinión pública a ventilar nuestras falencias. Eso fue lo que hizo Yair Golan e imitaron tantos judíos en el mundo. Uruguay no fue la excepción.

Como nación tenemos mucho ‘tikún’ por delante, muchos Iom Kipur de reflexión y búsqueda de respuestas respecto a nuestro peor momento en ochenta años de historia reciente. No sólo por el golpe que nos infligieron, sino por cómo nos encontró y cómo todavía no hemos podido hallar la brújula moral que, junto al heroísmo y la capacidad bélica y tecnológica, nos devuelva al camino  ‘recto y correcto’, el camino de la búsqueda de la justicia aún en tiempos de temor.