Un pueblo que mora solo

Soy un judío que vive en Uruguay, preocupado por  lo que sucede en la patria que no habito (Israel) y su región. Esta semana liberaron al rehén Idan Alexander de las mazmorras de Hamás. Ojalá Idan y los otros liberados, pasados y futuros, tengan la necesaria fortaleza para torcer su destino.

Hablo de Idan Alexander y a través suyo, de Israel. La soledad y sobriedad de su liberación, en comparación con las puestas en escena de Hamas, ha sido interpretado como un fuerte llamado de atención: por un lado, Hamas ya no es el que fue, aunque todavía vive y lucha; por otro lado, Israel está más solo de lo que ha estado desde #Oct7.

Idan Alexander es hoy la sinécdoque y la metonimia de Israel y el pueblo judío. O representa al colectivo como parte del mismo, o lo hace por mera asociación. Es una metáfora poderosísima.

Como profetisa Bil’am a pedido de Balak en Números 23:9, Israel ‘será un pueblo que morará solo’. Como en la porción de la Torá (Balak), toda la situación es confusa: la maldición no fluye, la bendición se sugiere. Es un tira y afloje entre dos ‘outsiders’ que deja a todo Israel como rehén. Hoy Israel es rehén de su enemigo, de su aliado, de la coyuntura, y de sí mismo. Como en el texto bíblico, prevalece la obstinación del burro.

Hasta ahora las liberaciones han pasado de la humillación en Gaza al consuelo en la tierra de Israel. Esto también es bíblico: la Torá tiene esa extraña cualidad de la atemporalidad. A diferencia de las anteriores, o en todo caso en mayor medida, esta ha sido una liberación manipulada, con nombre y apellido: Donald Trump. No en vano su hombre en la zona, Steve Witkoff, le regaló a Idan la Estrella de David de su hijo muerto hace veinte años. Idan fue ungido.

Al tiempo que Idan Alexander fue elegido y apartado para evitar que sea sacrificado, todavía quedan veinte y pocos rehenes pasibles de ser sacrificados o salvados. Según el hechizo de Sara Netanyahu son menos de los que se dice. Ni hablemos de las decenas de cadáveres que deben ser recuperados para ser llevados  a su descanso eterno. Israel sigue golpeando Gaza, pero es como el árbol que cae en un bosque deshabitado: si nadie lo escuchó, ¿hubo ruido?

Cuando los Acuerdos de Abraham en 2020, de los que Israel fue protagonista, una de las críticas fue haber ignorado la cuestión palestina. En lo que parece ser una segunda etapa, cuando todo el mundo, excepto Netanyahu y su gobierno, quieren dejar atrás la guerra pos #Oct7, el que parece estar siendo ignorado es Israel. No sólo Trump elude una escala allí, algo impensado hace cien días; avanza con los otros interlocutores como si Israel ya fuera una causa perdida.

¿Lo es? Por supuesto queremos creer que no. Si lo fuera, nuestra razón de ser como judíos perdería todo sentido. La liberación de Idan, sus brazos lastimados y marcados por el calvario, me conmueve porque en toda su genuina felicidad por ser liberado, su liberación representa el quiebre y la soledad de mi pueblo, Israel. Porque en definitiva, cuando salimos libres de Egipto fue como colectivo y con un proyecto por delante. Hoy, nadie sabe muy bien cuál es el camino ni cuánto tiempo llevará recorrerlo.