Entre las Estrecheces
El pasado Shabat cerró el libro de Bamidbar (en el desierto, o Números) y abrió el libro de Devarim (palabras, o Deuteronomio). El 5 de agosto cumplió 5 años Ariel Bibas, en cautiverio. Ese día comenzó el mes de Av en este período de duelo que llamamos “bein hametzarim”, entre las estrecheces. Este miércoles 7 de agosto se cumplen 10 meses del pogromo del 7 de octubre de 2023 que condujo a la crisis existencial que nos atraviesa hoy. La semana es tan ostensiblemente simbólica que intimida. No escapa al espíritu luctuoso de la fecha.
Con el libro de Números la Torá cierra el periplo de los hijos de Israel por el desierto y los confronta con la inminencia de adentrarse en la tierra de Canaán, prometida desde el tiempo de los patriarcas. La “tierra prometida”, visto en una perspectiva histórica de tres mil años, no deja de ser una ironía: la “promesa”, como el pacto, es entre nosotros y Dios. Pero, así como debemos cumplir nuestra parte del pacto 24/7, recaerá sobre nosotros hacernos cargo de vivir en la tierra en cuestión.
No es un asunto mítico o histórico; sigue sucediendo. Dos mil años de exilio, como cuatrocientos años de esclavitud, no son más que postergaciones de un mismo ideal: ser un pueblo soberano en nuestra tierra. Por eso mismo Deuteronomio, el último libro de la Torá, recogerá las palabras de Moshé como forma de afirmación de nuestra causa. Cabe preguntarse si, en medio de esta crítica coyuntura interna y externa que atravesamos como pueblo, alguien es capaz de volver a contar la historia de modo que sepamos porque todo esto vale la pena. Hay quienes lo intentan. Hay quienes intentamos ser su eco.
La tradición rabínica, en toda su amplitud, ha ido agrupando las grandes desgracias del pueblo judío en un período de tiempo y en un día específico, el 9 de Av (13 de agosto). Siguiendo esta “lógica” simbólica, no es un detalle menor que al tiempo que se cumplen diez meses del 7Oct uno de los rehenes más indefensos cumpla, SDQ, cinco años. Nadie pensó el 8 de octubre de 2023 que diez meses más tarde estaríamos todavía varados en Gaza sin lograr nada parecido a una victoria en relación al cometido de la guerra: liberar a los rehenes y terminar con Hamas. Mucho menos que los niños Bibas seguirían siendo rehenes.
Tan absurda, trágica, y triste es la situación que el perpetrador de la masacre es hoy el líder máximo del grupo terrorista, esta semana cayeron misiles desde Gaza en el sur de Israel (¡todavía!), Hezbolá no deja de asolar el norte de Israel, Irán nos tiene en vilo, y Ariel Bibas, todos queremos creer, cumple años en cautiverio.
Con este panorama, ¿quién precisa Tisha BeAv? ¿Quién precisa remontarse siglos atrás, sea el 586 AEC, el 70 EC, o enero de 1942 en Wannsee? Oct7 y sus consecuencias son ahora y ya son parte de la acumulación simbólica y retórica, pero contundente, de nuestras grandes desgracias.
Hay una canción de Silvio Rodríguez que dice: Anoche tuve un sueño Que nadie merecía ¿Cuánto de pesadilla Quedará todavía Quedará todavía? No puedo hablar más que por mí en cuanto a los sueños que no merecemos y las pesadillas que no cesan, pero creo que cuánto quedará todavía es una pregunta que muchos nos hacemos. En especial los parientes de los rehenes, los manifestantes, los desplazados israelíes, y los soldados movilizados, a esta altura agotados.
Av nos llevará a Elul, Elul a Tishrei. Tishrei culminará en Simjat Torá. Cómo nos pasó en Purim, en Pesaj, y cómo nos sucederá durante todo Tishrei (Rosh Hashaná, Iom Kipur, Sucot), el gran desafío será abordar cada mojón del tiempo con la justa proporción entre duelo y esperanza. Porque honestamente, no me animo a proponer ni una mínima dosis de alegría. Este año no hay razón para alegrarse.