«Historia de Amor y Oscuridad»
Dos párrafos sobre la creación del Estado de Israel a 20 años de la publicación de la novela.
Y todavía con voz de oscuridad, todavía con la mano entre mis cabellos (pues no estaba acostumbrado a acariciar), mi padre me dijo bajo la manta al amanecer, al despuntar el día 30 de noviembre de 1947: “Seguramente a ti también te molestarán más de una vez esos canallas en la calle o en la escuela. Y tal vez te molesten precisamente porque aún puedes ser algo parecido a mí. Pero desde ahora, desde el momento en que tengamos un estado, nadie te molestará sólo porque eres judío y porque los judíos son así y asá. Eso no. jamás. Desde esta noche eso se ha acabado aquí. Se ha acabado para siempre”.
Entonces alargué la mano adormecida para tocarle la cara, por debajo de su amplia frente, y de pronto en lugar de las gafas mis dedos encontraron lágrimas. Jamás en mi vida, ni antes ni después de aquella noche, ni siquiera cuando murió mi madre, había visto llorar a mi padre. Y de hecho tampoco esa noche lo vi: la habitación estaba a oscuras. Sólo mi mano izquierda lo vio.
“Historia de Amor y Oscuridad”, capítulo 45, página 437, Ediciones Siruela