Pesaj Pascual o La Semana en la Radio uruguaya
Como bien dijo alguno de los tantos periodistas que escuché esta semana pasada, “Semana Santa” o “de Turismo” en Uruguay, este es un tiempo de zafra para los temas religiosos. Una y otra vez la fuerza del dial unió lo que la Historia viene desuniendo durante siglos: los actos fundacionales de las dos religiones occidentales: Judaísmo y Cristianismo. En todos los casos, hasta porfiadamente, tanto entrevistados como entrevistadores se afanaban en hallar lo común, cuando lo más interesante es lo diferente. Si yuxtaponemos Pesaj con Pascua o viceversa más vale que sepamos mucho de una y de otra; de lo contrario desvirtuamos ambas.
No voy a hacer referencia a los programas específicos porque mi fin no es analizarlos ni juzgarlos, sino significarlos, o que ayuden a significar este tiempo tan particular y atemporal que suponen las festividades fundacionales. Tampoco lo haré porque seguramente no cubra todo el inventario de programas dedicados a esta temática. Sin embargo, cada uno de los cuatro que sí escuché me confirmó la vieja certeza judía de que lo importante no son las respuestas sino las preguntas; y que, dependiendo a quién preguntas, así serán las respuestas que obtengas. Sea un rabino, un cura, o un pastor: aplica en todos los casos.
Para empezar, hay una tendencia muy generalizada en andariveles paralelos: una, es igualar; la otra, explicar históricamente hechos de fe. En cualquiera de los casos, el laicismo uruguayo, como lo denominó el Prof. David Telias, tiende a minimizar el elemento religioso de ambas festividades, cuando no a desmentir su creencia central. Sea en el orden y formalidad respetuosa de una tertulia o sea en la cacofonía de dos jóvenes periodistas espontáneos charlando con un muy popular cura y un recién llegado seminarista judío, daría la impresión que lo que se busca es igualar, juntar, que “naides sea más que naides”. Cuando las religiones no son cuestión de grado sino de fe.
Por otro lado, cada programa fue una oportunidad de aprendizaje: en algunos casos explícitamente admitido por periodistas y entrevistados por igual; nadie se fue como llegó, excepto algún no creyente que desde su escepticismo parece tener todas las respuestas claras, sus verdades bajo llave. Sin embargo, lo importante, lo que la radio debe hacer, es esclarecer a su audiencia. Como los judíos decimos en Pesaj, todo quien se extiende en el relato es digno de alabanza. En ese sentido, estos programas radiales, todos y cada uno, lo son. Hubiera sido preferible, aunque mi apreciación es subjetiva como todo este comentario, que el tiempo fuera usado más en relatar que en desmitificar.
Cada celebración, Pesaj y Pascua, funda una forma de entender, ver, y vivir en el mundo.
Ambas refieren a milagros, a la intervención inequívoca de lo divino, y ambas eluden la racionalidad: por eso ambas son festividades de fe. En Pesaj creemos que fuimos salvados por el brazo extendido de Dios mediante signos y señales, milagros, que nos condujeron de la esclavitud a la libertad. En Pascua los cristianos creen que Jesús, que ha sido crucificado, resucita y ocupa su lugar junto a Dios.
Jesús en su “última cena”, como buen judío, celebraba Pesaj; a partir de la resurrección el Cristianismo fundará su religión, mientras que los judíos seguiremos celebrando Pesaj. Ambos, por los siglos de los siglos; ambos por caminos separados y paralelos, que jamás se cruzan. Los tiempos actuales nos juntan en la virtualidad de los medios de comunicación, gracias a los pasos históricos que en el siglo XX repararon los siglos de mutuo recelo. Aun así, no se trata de igualar sino de diferenciar y entender las diferencias. Ellas nos enriquecen. A cristianos y judíos, por igual.