Mi Fe es La Duda
Julio Biler, desde Montevideo, octubre de 2021
Mi amigo Rubén, fallecido hace muchos años, solía decir que los hombres se dividían entre chanchos contentos y filósofos locos. Estos últimos comían debajo de la mesa las migajas que los anteriores dejaban caer. Como todas las generalizaciones, esta padece de cierta relatividad prejuiciosa, pero no deja de fotografiar realidades si se las mira por la simbología del mensaje y no cuantificando su aspecto literal.
“Uno es uno y sus circunstancias” decía Ortega y Gasset. Yo siento que uno es primero sus circunstancias y después uno se va formando. Sea cual sea el orden, en mi caso, tuve vivencias de subes y bajas ,de ambos lados de la mesa. En cada lado encontré diferencias, matices y sobre todo contradicciones.
Gracias a las enseñanzas del Dr. Guzmán llegue a Miguel de Unamuno y a su expresión” Me contradigo porque estoy vivo”.
Haber vivido tanto tiempo me llevo a la conclusión de una gran verdad: no hay una gran verdad, no hay una sola verdad. Unas con otras se enfrentan en contradicciones que originan pensamientos.
No todos los chanchos están contentos, no todos los contentos son chanchos. No todos los filósofos son locos; no todos los locos son filósofos. Hay chanchos filósofos y hay locos contentos. Hay chanchos locos y hay filósofos contentos.
Según Harari quienes habitan en la parte superior de la mesa traerán propuestas con grandes progresos y libertad, pero caerán muchas personas a la parte inferior de la mesa. También afirma que las teorías de la parte inferior de la mesa traen equidad y justicia, pero achatan para abajo.
Desde Rubén a Harari, desde que yo viajaba veinte horas con una valija a la nueva velocidad que cumple los mismos objetivos, sin verse ni mirarse en segundos, mucha agua ha recorrido los puentes.
“Los paraísos de las religiones de inspiración bíblica dejaron de ser suficientes” (R .Blatt)
“Después prospero el realismo, un enfoque aplicado tanto a la ciencia como a la ficción.” (R .Blatt)
“Se dio un proceso que ha llevado al realismo a una progresiva degradación en posverdad” (R .Blatt).
La posverdad origino un escepticismo de todas las instituciones, desde el matrimonio a las grandes organizaciones globales, una tensión entre nuestros traumas internos y nuestro comportamiento exterior y vía internet, al mismo tiempo, una saturación de información y un aislamiento que nos arrastra a una individualidad solitaria.
Ante esta realidad yo hago mías las palabras de Carlos Ruiz Zafón:
“Mi fe es la duda”. ¿Y a donde me conduce esta duda? Por un lado, a pesar de mis gigantescas limitaciones, a contagiarme de esa gimnasia filosófica que al mismo tiempo hace abstracciones de lo que nos rodea y a su vez, lleva a decodificar lo que con distintos motivos nos es impuesto. Se trata de hacernos consumidores ,inclusive de lo innecesario o de afiliarnos a identidades que no responden a nuestros verdaderos intereses y solo son válidos para esas minorías manipuladoras.
A pesar que en términos históricos, es relativamente nuevo el descubrimiento del inconsciente, hoy ya toda una dinámica de publicidad y de los medios pretende pasar por encima de nosotros, de nuestra conciencia racional y manejar nuestro inconsciente.
Si reviviera el genio de Cervantes cambiaria su “La razón de la sinrazón que a mi razón acude “por “La sinrazón de la razón que a mi sinrazón acude.”
¿A dónde más me lleva la duda? ¿Será que es todo nuevo por la ultima tecnología? O esta es simplemente el envase actual y la problemática va más allá, en la esencia del ser humano donde la crueldad es parte de su naturaleza desde el primer momento que hizo su aparición sobre la tierra?
Esta nueva moda de decodificar, a donde nos lleva desde el punto de vista ético de cómo en la práctica vivir diferente? Si bien nos libera de digerir logos y mensajes irracionales, no hay posturas de solución a los problemas diagnosticados, no hay propuestas. Hay diagnósticos científicos profundos, pero sin conclusiones más allá de aumentar la incertidumbre.
¿Y si la duda nos lleva a decodificar las decodificaciones? Estas desmenuzan los rituales sin proponer otros, analizan contradicciones sociales, pero no plantean nuevas formas de coexistir en sociedad.
¿Y si decodificamos vivir con las dudas? Pragmáticamente competiríamos con un perro que busca morderse su propia cola y no llega, por más vueltas que se dé.
Estoy como el perro, pero me canse.
Doy vueltas y se me ocurre que el problema es buscar puertas solo en el pensar. Este es limitado porque yo lo soy. Por mis propias carencias individuales y por ser humano. Me voy a ir sin saber los comienzos del espacio y del tiempo y volviendo a lo que hablábamos, o sea, ¿cuál es el verdadero componente del alma humana? ¿Se lleva mal con las células del cerebro? En fin, no alcanza con pensar.
Se encendieron las velas. Y mirándolas se me ocurre que es necesario soñar para encontrar salidas.
No se cuando me voy a encontrar con Rubén, no está en mis manos. Cuando lo haga nos vamos a reír de todos nuestros planteos, de la estupidez de la llamada sabiduría humana. Y la risa, sin palabras, podría ser un paliativo a «mi fe es la duda”.