Un Judaísmo Conservador para la Próxima Generación
Ashira Konigsburg, The Times of Israel, 18 de febrero de 2021
“A menos que se haga esto, declaro sin vacilar que el judaísmo tradicional no sobrevivirá a otra generación en este país”.
El “esto” en la cita anterior se refiere al cambio, y las palabras provienen del discurso de Solomon Schechter en la fundación de la Sinagoga Unida del Judaísmo Conservador (USCJ) en 1913. ¿Cuáles fueron las reformas radicales de Schechter, fundamentales para la supervivencia del judaísmo? Prédicas en inglés, métodos “científicos” de formación rabínica y “orden y decoro” en la sinagoga. En general, todas ellas fueron implementadas durante el siglo pasado. Sin embargo, el sentimiento de Schechter de que nuestras instituciones necesitan cambiar para sobrevivir es, una vez más, exactamente correcto. Los constructores del Movimiento Conservador de los Estados Unidos (aunque no lo habrían llamado así) estaban tratando de crear una forma de judaísmo que funcionara para los inmigrantes y sus hijos: una que combinara el judaísmo tradicional que traían de Europa con algo con lo que sus hijos pudieran conectarse y no sentirse avergonzados por hacerlo. Finalmente lo lograron.
En los años posteriores, sus hijos y nietos se mudaron a los suburbios, y el judaísmo conservador se fue con ellos. La vida judía estadounidense estaba experimentando una transformación, y las instituciones también lo hicieron. Ya no era polémico dar una prédica en inglés. Las sinagogas construyeron piscinas y canchas de básquetbol, y se esforzaron por ser lugares que fueran útiles para las parejas jóvenes y sus 2,5 hijos. Para seguir siendo relevante, el movimiento se dio cuenta de que las sinagogas debían ser lugares de reunión, y no solo lugares de oración y educación.
Cambios en las tendencias. En la actualidad, muchos judíos conservadores recuerdan este período como el apogeo del judaísmo conservador. Las sinagogas florecieron durante décadas, y el Movimiento Conservador fue dominante en la vida estadounidense. En 1951, el rabino Louis Finkelstein, Canciller del Seminario Teológico Judío del movimiento, apareció en la portada de la revista Time. Pero desde hace un tiempo está claro que las tendencias demográficas y culturales estadounidenses están cambiando una vez más. Y las necesidades y expectativas de los judíos estadounidenses también están en transición. Ya no se puede suponer que las personas que se muden a una nueva zona que cuente con una congregación judía cercana se unirán automáticamente a la sinagoga por un sentido de obligación, tal como lo hicieron sus padres.
¿Qué deben hacer las sinagogas y otras instituciones de nuestro movimiento de manera más consistente para recibir a esta nueva generación? ¿Qué imaginamos que podría haber en la lista de innovaciones de Schechter si estuviera dando su discurso hoy?
Encontrarse con los judíos dondequiera que estén. Necesitamos involucrar a los judíos en sus casas, en los parques, en las cafeterías (cuando sea posible hacerlo nuevamente), y en línea. Aunque hemos llenado de amor y pensamientos nuestros edificios, no debemos permitir que los límites de la propiedad sean los límites de la vida judía organizada.
Concentrarse en las relaciones. Necesitamos usar un modelo de participación que construya relaciones y redes, una persona a la vez, primero descubriendo qué es lo que la gente quiere y necesita, y luego empoderándola para crear experiencias significativas. En lugar de proporcionar programas prefabricados, debemos comenzar por facilitar la conexión y la comunidad que nuestra gente está buscando.
Brindar servicios personalizados. Muchas empresas que han tenido éxito en los últimos tiempos adaptan sus productos a cada cliente, utilizando datos para anticipar tendencias y expectativas individuales. Desde lentes hasta ropa y vacaciones, ya no hay necesidad de conformarse con algo genérico cuando puedes tener algo preparado exactamente según tus especificaciones personales. Es evidente que nuestras instituciones deben actualizarse volviendo a poner el foco en nuestros valores y evaluando honestamente nuestras fortalezas, para luego desarrollar una amplia gama de experiencias personalizadas que vayan más allá de los rituales tradicionales del ciclo de vida.
Invertir en tecnología Si bien muchas organizaciones han hecho recientemente la transición a servicios religiosos y enseñanza en línea, para cumplir con las expectativas de los potenciales participantes debemos adoptar herramientas tecnológicas verdaderamente actualizadas y así facilitar la comunicación, la conexión y las tareas logísticas. Esto requerirá capacitación continua para nuestros dirigentes y personal (quienes pueden no ser tan expertos en tecnología como las personas a las que intentamos llegar).
Acoger la diversidad. La comunidad judía es diversa, y por lo tanto debemos ajustar nuestra concepción de nosotros mismos y nuestra planificación en función de esta realidad. Somos un pueblo de diferentes orígenes raciales, identidades sexuales y de género, composición familiar, habilidades físicas y cognitivas, estatus económico, etc. Nuestros miembros también expresan su judaísmo de diversas formas. Si queremos que nuestras comunidades tengan éxito, debemos hacer más que reconocer esto: debemos pensar de manera expansiva en nuestra comunidad como un todo y asegurarnos de involucrar a todos, dondequiera que estén y con las características que tengan.
Esta lista, por supuesto, no pretende ser exhaustiva y ninguna de estas tendencias es particularmente nueva. De hecho, ya hay ejemplos de cada una de estas cosas llevadas a cabo con éxito, en un lugar u otro. Pero ha llegado el momento de unir nuestras fuerzas para remodelar completamente nuestras instituciones y luego equiparnos para cambiar nuevamente, en el futuro y para él. Un factor que complica las cosas es que la gente que siente que nuestro movimiento ya satisface sus necesidades es la que paga las cuotas y está en posiciones de liderazgo. Cuando algo funciona bien para nosotros, es muy difícil ver qué cosas no funcionan para los que están afuera. Esto puede hacer que iniciar el cambio sea muy difícil.
En sus afirmaciones, Schechter advertía a su audiencia sobre la “salvación egoísta”, es decir,“la salvación que se compra a expensas de sacrificar a tus hijos y todo el futuro del judaísmo por el bienestar imaginario de tu propia pequeña alma”. Para Schechter, el futuro del judaísmo conservador estaba en juego, y no tuvo ningún reparo en hacer un llamado a aquellos para quienes el sistema ya estaba funcionando bien para que salieran de su zona de confort y aseguraran su continuidad. Si bien el lenguaje de Schechter puede haber sido duro, su mensaje sigue siendo aplicable hoy en día : muchos de nosotros todavía nos beneficiamos de las estructuras actuales y debemos encontrar el coraje para asumir la transformación, incluso si eso significa sacrificar aquello que hemos llegado a amar. Si somos capaces de reconocer que la demografía, la tecnología y las expectativas de nuestra gente han cambiado, entonces podremos estar a la altura del momento y dar forma o remodelar el futuro de nuestro movimiento para adaptarlo a esta realidad.
Afortunadamente, el moviento Conservador ha cambiado antes y lo podremos hacer nuevamente. Nuestro movimiento siempre ha defendido el mantenimiento de la tradición mientras se adapta a los cambios. ESA es la esencia del judaísmo conservador. Ahora bien, si queremos que nuestros valores perduren, debemos, una vez más, cambiar nuestras estructuras para satisfacer las necesidades de los judíos estadounidenses de hoy, y también de los de mañana. Pongámonos a trabajar.
ACERCA DE LA AUTORA: La rabinaAshiraKonigsburg es la Directora de Operaciones de la Asamblea Rabínica, la asociación internacional profesional que nuclea unos 1.700 rabinos del movimiento Conservador y Masortí de todo el mundo.
Traducción: Daniel Rosenthal