#nosotrosrecordamos #weremember
A causa del ataque al Capitolio en Washington DC se difundió un video de Arnold Schwarzenneger en relación al hecho. El actor abre su exposición con su repudio a la Kristallnacht. Esa mención causó revuelo en algunos, y dio lugar a un acalorada pero también fructífera discusión en redes sociales acerca de la pertinencia de usar un hecho histórico, del cual fuimos víctimas los judíos, para compararlo con hechos de notoriedad universal. Se habló de “banalización de la Shoá”, asumiendo que la noche del 9 de noviembre de 1938 se inscribe en lo que denominamos Holocausto judío. En perspectiva histórica, no cabe duda que fue el primer gran aviso de la tragedia que, poco después, sobrevendría sobre el pueblo judío y la Humanidad.
Traigo el asunto a colación no con el ánimo de seguir discutiendo; lo traigo porque en el día de hoy, 27 de enero, se conmemora, designación de ONU mediante en 2005, el Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto. Fue elegido ese día porque en 1945 se liberó el campo de exterminio de Auschwitz por parte de los aliados. De igual modo, Iom Hashoá en Israel, y en todo el mundo judío, se vincula al Levantamiento del Gueto de Varsovia en 1943. Parecería que necesitamos vincular las fechas de conmemoración con la parte heroica o liberadora (o ambas simultáneamente) del episodio luctuoso; o con un punto de comienzo, como la Kristallnacht. Los hechos sucedieron; con el correr de los años se ha sabido más sobre ellos; y con el paso de las generaciones hay cada vez más necesidad de conmemorar.
Por todo ello, si nos parece pertinente, si lo promovemos, si ponemos nuestra persona y nombre detrás de la consigna de recordar, parece absurdo condenar el uso de cualquiera de estos episodios para ilustrar, destacar, advertir, y prevenir las posibles consecuencias de graves eventos contemporáneos. Si, sesenta años más tarde, la ONU vio necesario conmemorar, es porque algo de todo aquello es único y ejemplarizante. Tan único, tan singular fue, que por ello pasó de ser Historia a ser Símbolo, de ser un hecho histórico a convertorse en un statement político, diplomático, y de opinión pública.
El “Proyecto Shoá” fue creado en Uruguay hace unos quince años. En todo este tiempo no sólo convocó cientos y miles de jóvenes judíos, importante en sí mismo, sino que fue cambiando la forma de recordar, difundir, educar, y universalizar el tema. Si bien los judíos siempre pondremos la Shoá en el centro de nuestra identidad (precisamente porque quisieron borrarla de la faz de la tierra), el gran desafío era ubicarla en entre las grandes tragedias de la Humanidad. No para auto-conmiserarnos ni victimizarnos ni generar identidad judía como perseguidos; más bien, para nunca ser victimarios, para ejercer libremente nuestros mandatos y valores, y para echar luz sobre las tinieblas.
Sí, #nosotrosrecordamos, #weremember