Gantz: ¿sucesor de Rabin?

Anshel Pfeffer, Haaretz 3 de noviembre de 2019

El líder de “Azul&Blanco” Benny Gantz no está más cerca esta semana de convertirse en el próximo Primer Ministro de Israel. Ya estamos casi en la mitad del período de cuatro semanas otorgado por el Presidente Rivlin para intentar forma un gobierno. Mientras las conversaciones inocuas con el Primer Ministro Netanyahu del Likud y con otros partidos continúa, Gantz no tiene todavía idea qué miembros de la Kneset aprobarán su gabinete si es que logra presentarlo. Pero desde el sábado pasado por la noche, hay un título que ha obtenido.

El 24o aniversario del asesinato de Itzjak Rabin fue el evento perfecto para ungir a Gantz, el orador principal, como el líder de la tribu israelí que se agrupa bajo slogans centristas, pero no como líder de la izquierda y definitivamente no del llamado “campo de la paz”. Gantz habló por casi veinte minutos, y fuera de unas vagas palabras sobre la necesidad de estrechar la mano del enemigo, no tuvo más que decir sobre ningún plan para lograr progreso diplomático con los palestinos.

Lo que Gantz dijo fue estrictamente para consume tribal interno. Sus palabras fueron de consuelo para reunirnos contra el odio y la incitación al mismo tiempo que respetar las instituciones legales, el ejército, y el sistema judicial. Pero las palabras valían menos que el hombre que las decía. Una vez más los israelíes de centro tenían su general cano para reasegurarlos.

Es un error llamar a esto “la izquierda israelí”. La “izquierda israelí es un mito. Rabin nunca fue de izquierda. Fue quien aconsejó apretar el sitio sobre Beirut en 1982 y quien dio la orden de quebrar brazos y piernas en la primer Intifada. Había estrechado la mano de Arafat, a duras penas escondiendo su asco, porque prefería que la OLP se ocupara de Hamas en Cisjordania y Gaza “sin Alta Corte de Justicia y sin B’Tselem”, en lugar de que lo haga el ejército. Hasta el día de su muerte, nunca apoyó la creación de dos estados.

Gantz habló delante de la tribu del Centro israelí. El establishment secular que construyó el Estado y sus instituciones y todavía no puede aceptar que los likudniks, religiosos, y el Mizraji hagan sus reclamos al respecto.

Quienes eligieron una amplia noción de “lo israelí” por sobre una identidad más “judía” pertenecen a esta tribu. Esto es Tel-Aviv y sus suburbios. Abrumadoramente, son todos israelíes ashkenazíes, a tal punto que el hombre que hoy ocupa la misma posición de Rabin, el líder laborista Amir Peretz, ni siquiera fue invitado al acto. Este hombre es más una señal de que el laborismo, con sus escasos seis escaños en la Kneset, está históricamente terminado. También atestigua que “Azul&Blaco”  con sus treinta y tres bancas es el nuevo centro. En un nivel subconsciente, fue un repudio a Peretz, el político nacido en Marruecos, de la ciudad en desarrollo del Neguev Sderot, y su aspiración de triunfar en la arena política principal.

Peretz, aún afeitándose su frondoso bigote, no tiene lo que Gantz: el porte patricio, los penetrantes ojos azules, y las condecoraciones que Rabin y él, como Jefes del Estado Mayor, lucieron.  Los activistas del laborismo y la Unión Democrática estaban en la plaza, pero sólo para endosar al nuevo líder de la tribu.

“Itzjak, recuperamos el Estado! Ganamos la elección!” gritó Shimon Sheves, el mano derecha de Rabin. Gantz no ganó la elección. A lo sumo, consiguió un empate contra Netanyahu; pero eso no desmerece su momento en la Plaza Rabin el sábado. Por primera vez desde que Ehud Barak perdió ante Ariel Sharon en 2001, la tribu israelí siente que tiene nuevamente un líder. Barak fue el último político que la tribu sintió como sucesor de Rabin.

Nadie de los líderes del laborismo u otros partidos de centro habían llegado nunca tan cerca. Ni siquiera Sharon, cuando abandonó el Likud en 2005; siempre fue un ex likudnik. Lo mismo que Olmert. Y como Shelly Yacimovich y Tzipi Livni son mujeres y tanto Isaac Herzog como Yair Lapid son pesos pluma, ninguno podía ocupar el lugar de Rabin.

Por cierto tampoco Peretz de Sderot o el otro “marrocano”, empresario, Avi Gabbay. Amram Mitzna era un general retirado y venía en el camino correcto, pero siempre hubo algo demasiado izquierda en él.

Gantz no solo tiene las credenciales militares, pero al mismo tiempo tiene la misma tímida modestia en la exposición pública, a la vez que la habilidad de mostrarse como un halcón de la seguridad sin virar demasiado a la derecha.

Gantz todavía tiene que atravesar el umbral de Primer Ministro, pero la tribu israelí ha estado esperando a esta caballero por demasiado tiempo, y Gantz es el caballero por excelencia. No significa que pueda aferrarse a su nuevo título para siempre. Barak, que había recibido su título de Oficial directo de Rabin en 1961 y traído por él a la arena política en 1995, meses antes del asesinato, perdió su título después de demostrar ser un fracaso como Primer Ministro. Nunca recuperó su título; incluso lo manchó sirviendo como Ministro de Defensa de Netanyahu durante cuatro años.

Gantz puede terminar como Barak. Su coronación como nuevo líder de la tribu, en el acto de conmemoración de Rabin, trae consigo una advertencia: si cedes a Netanyahu acordando servir en su gobierno junto con los ultra ortodoxos y los colonos, perderás el derecho a ser llamado el sucesor de Rabin.

Traducción: Ianai Silberstein