Entrevista sobre la Ley Fundamental del Estado-Nación

Iton Gadol, 22 de julio de 2018

A raíz de la polémica suscitada por la reciente aprobación en Israel de la Ley Fundamental del Estado-Nación, la Agencia AJN consultó al vicepresidente del Colegio de Abogados de Jerusalem, León Amiras, quien también es titular de la Organización Latinoamericana, España y Portugal en Israel (OLEI) dado que nació en la Argentina.

– ¿Qué diferencia hay entre esta ley fundamental y la Declaración de la Independencia?

– Son como el día y la noche. La Declaración de la Independencia está llena de romanticismo y amor a la igualdad y a los principios generales de libertad, justicia y paz, a la vez que asegura la completa igualdad de derechos políticos y sociales para todos sus habitantes, sin diferencia de credo, raza y sexo, y garantiza la libertad de culto, idioma, etc. Es decir, se trata de una mano abierta de ese Estado de Israel que era fundado en 1948. Esta ley está un poco embadurnada de política y dictada en el Parlamento de un Estado de más de 70 años, con términos que ya existen en la Declaración de la Independencia, pero dejando de lado otros muy importantes, como los de la igualdad, la libertad, la democracia… Es muy difícil escaparse de puntos como la discriminación; es decir, la Ley del Retorno es democrática, pero únicamente para los judíos… Es un tema muy problemático, pero es parte de la dualidad de nuestro pueblo entre el judaísmo y la democracia.

– ¿Hacía falta esta ley?

– También es muy difícil de contestar. Las leyes constitucionales nacieron luego de grandes revoluciones o hechos históricos, como la creación del Estado. Son, por así decir, la respuesta de un pueblo sediento de democracia y justicia. Esta ley no es el resultado de una revolución, es simplemente una decisión política que no quiero llamar electoral, pero que tiene mucha presión por parte de grupos de derecha para decir algo que ya conocemos, que Israel es el centro del pueblo judío, que es la tierra de la nación judía, etc.

– ¿Por qué ahora y en este contexto político?

– Realmente lo desconozco. Por otro lado, nos deja mucho que pensar: ¿por qué el pueblo judío no  tiene derecho a decir que Israel es su cuna, el hebreo su idioma y Jerusalem su capital? Tiene todo el derecho, pero en un lugar como Medio Oriente, donde cada piedra trae como consecuencia una guerra y cada palabra puede ofender a tu vecino o amigo, es muy problemático. Nos va llevar mucho tiempo entender el significado de esta ley… Si hubiera salido luego de la visita del presidente (Anuar el-) Sadat a Israel y la firma de la paz (con Egipto), o de las convenciones de paz de la época de (el primer ministro Itzjak) Rabin, o de ganar la Guerra (de los Seis Días) del ’67… Pero viene ahora, con este gobierno tan discutido, que de repente deja todo de lado y se olvida del polvorín que es Medio Oriente para decir: «vamos a declarar una Ley Constitucional tan, tan profunda»… Es una cosa muy loca. Si fuese quien decide, habría tratado de evitar su legislación, pero por otro lado, si el Gobierno decidió que era el momento adecuado, también me es difícil criticarlo: el pueblo judío tiene derecho a sacar leyes de este tipo y a seguir gritando al mundo que el Estado de Israel es su tierra y que tiene sus símbolos, su idioma y sus leyes. No tenemos que pedir disculpas por el hecho que salió una ley como ésta, como tampoco porque Jerusalem es la capital del pueblo judío, porque Estados Unidos pasó su embajada allí, y lo mismo Paraguay, etc. Es una ley que va a llevar seminarios y discusiones…

Hay quienes acusan a la ley de instituir un régimen que discrimina a una parte de la población

– La oposición, la ultraizquierda, el terrorismo islámico y los enemigos de Israel van a decir que se trata de discriminación, de desigualdad, de falta de democracia… Por un lado vamos a aceptar a todos los hombres de bien que quieran estar en esta Tierra de Israel, pero por el otro queremos que vengan a vivir aquí los judíos; es muy difícil… El mundo va a empezar a hablar en el acto  de «apartheid» y por eso digo que quizá no era el momento de discutir si somos amantes de la libertad, judíos, democráticos… Son cosas que podríamos haber dejado de lado, ya tenemos suficientes problemas en Medio Oriente con la amenaza iraní…

– ¿En qué medida puede verse dañado el sistema democrático israelí a partir de la aprobación de esta ley?

– El sistema democrático y la imagen de Israel ante el mundo pueden salir dañados sin duda alguna. Tener que explicar si somos un país democrático y judío o judío y democrático, cómo podemos ser amantes de la libertad y la paz si vivimos en guerra, cómo vamos a tratar a nuestros hermanos palestinos, cómo vamos a promover el idioma árabe si después de 70 años de ser una lengua oficial decidimos pasarla a «especial». Empezar a hablar estos temas constitucionales tan candentes y tratar de mostrar quiénes y por qué somos, qué es la nacionalidad, la religión, la tradición, el ser judío, el estatus de los árabes dentro de Israel, si son ciudadanos como cualquiera, etc. Sin duda alguna, esta nueva ley va a quedar en las manos de la Corte Suprema de Israel, que va a tener que analizar si no hay contradicción con las constitucionales básicas de 1992, que contienen todo lo necesario para gobernar y trabajar en este país, bajo el principio de la división de poderes de (el filósofo y jurista francés  Charles Louis de Secondat, barón de) Montesquieu, de la dignidad humana y de la libertad. Y si la hay, va a tener que decidir y vamos a seguir con esas «guerras» entre el Poder Judicial, el Legislativo y el Ejecutivo. Esta ley es el principio de guerras jurídicas profundas de todo tipo por el hecho de la interpretación filosófica de cada juez, si es de derecha o de izquierda, religioso o laico. Y el problema es que quienes critican esta ley de manera razonable, como yo, que trato de hacerlo de manera objetiva, un poco  dan lugar a los extremistas de ultraizquierda o pro palestinos de empezar a llamar al sionismo como racismo, o decir que se terminó el Estado democrático  de Israel o que va a influir en la decisión sobre personas no judías… Una cosa completamente irreal porque Israel va a seguir siendo el mismo. También está  completamente fuera de lugar actuar como los diputados árabes, que rompieron la ley  en el Parlamento y empezaron a gritar e insultar. Volvemos a las teorías de que nosotros mismos no sabemos si este pequeño Estado judío  de 70 años tiene derecho a existir, ni se puede dar el lujo de decir todos los días quién es, cómo se llama y que cree en la libertad, la democracia y la justicia. Así como el judío de la Diáspora se queda un poco  callado ante el mundo gentil, el Estado de Israel quizá no tiene que  hablar mucho ante la sociedad de las naciones  porque siempre va a ser criticado. A pesar de que nos quemen nuestros campos con barriletes, van a seguir diciendo que somos quienes dominamos y matamos a los palestinos de (la Franja de) Gaza. En una época como ésta,  esta ley era realmente  innecesaria…