Pesaj

Rabino Alejandro Bloch

En 1968, nuestro maestro A. J. Heschel invitó a Martin Luther King Jr. y su esposa al Seder de Pesaj que tendría lugar el 16 de abril de ese año. En las líneas que le envió, decía: “El ritual y la celebración de esa noche buscan tener presente el espíritu de asombro por el éxodo de Egipto. Siento que su participación en la celebración del Seder será de gran significado”. Ese encuentro nunca tuvo lugar, Martin Luther King Jr. fue asesinado unos días antes. Heschel valoró especialmente la incorporación del tema del éxodo en el sermón que dio King los instantes previos a comenzar la marcha de Selma a Montgomery, en donde se refirió a tres tipos de israelitas que dejaron Egipto, y Heschel se encargó de registrar su impresión. Escribió: “El día que marchamos juntos fue un día de santificación, ese día espero que nunca termine; para mí, continúa siendo ese día… Quiero agregar que tuve el raro privilegio de escuchar un sermón tan glorioso como el que fue pronunciado en el servicio previo a la marcha de Selma”. Heschel valoró la lectura de pasajes del libro de Éxodo que acompañó a la lucha por las libertades civiles.

La salida de Mitzraim es un evento que ha inspirado a todos aquellos que anhelan libertad. La epopeya de los esclavos que fueron liberados de Mitzraim resuena en todos aquellos que buscan, que luchan para terminar con algún tipo de opresión. En la Hagada de Pesaj, el libro que utilizamos durante la celebración del Seder, leemos que cada ser humano debe verse a sí mismo como salido de Egipto. Mitzraim no es un lugar físico, no es un espacio en un territorio remoto perdido en el pasado, se transforma con esta enseñanza en una experiencia existencial, en cada instante, en cada lugar.

El tema de la liberación de Mitzraim está omnipresente en la liturgia judía. Lo recordamos en las plegarias de la mañana y de la noche, en la bendición por medio del vino en Shabat y festividades, lo incorporamos en la lectura diaria de Shirat Haiam, el ‘Cántico de mar’, del libro de Éxodo. Si nos preguntamos ‘¿por qué?’, los maestros jasídicos responderán diciendo que todos los días debemos salir de Mitzraim, y que quien no hace el esfuerzo de liberarse de allí, sin lugar a duda, está constantemente volviendo a ser esclavo. La mística judía enseña de la esclavitud que Mitzraim es también un estado de conciencia, nuestra conciencia restringida, limitada, Mojin de Katnut, ya que suponemos que existe un Faraón poderoso que todo lo puede.

La festividad de Pesaj nos enseña que ningún Faraón es tan poderoso como pretende, y que nuestro Creador es el único rey al que hay que adorar. Pesaj es reconocer que existe la posibilidad de liberarnos de los pequeños y grandes faraones que marcan nuestra vida, de los faraones externos y, fundamentalmente, de los internos. Pesaj nos recuerda que podemos y debemos liberarnos de cualquier opresión, que Mitzraim es la falta de libertad de expresión, es la imposibilidad de manifestar nuestra fe o nuestra identidad, es ser perseguidos por nuestro color de piel, discriminados por nuestro sexo, o ser señalado por nuestras ideas.

Que este Pesaj marque en la vida de cada uno de nosotros el fin de la esclavitud y el comienzo del largo camino hacia la libertad.