El arma de Chejov
“Elimina todo lo que no tenga relevancia en la historia. Si dijiste en el primer capítulo que había un rifle colgado en la pared, en el segundo o tercero este debe ser descolgado inevitablemente. Si no va a ser disparado, no debería haber sido puesto ahí.” A. Chejov.
Las insistentes y tenaces pintadas antisemitas en el Memorial del Holocausto en la rambla de Montevideo, al igual que aquellas que en 2014 encontramos en las paradas de autobuses de la Avenida Gianattasio en Ciudad de la Costa, más que palabras son armas en el sentido chejoviano. Yacen allí, en un muro u otro, prontas a ser limpiadas por las autoridades de turno, atribuidas a anónimos, una suerte de expresión autónoma de vaya uno a saber quién. Nadie se hace cargo, ni siquiera cuando el arma se dispara. Y no precisamente en un sentido figurativo. Cuando el arma cae en manos de un individuo, se hace carne en otro por ser judío. Antisemitismo básico: todo lo que se enuncia eventualmente se actúa.
Hay voces más calificadas que la mía para explicar la dimensión antisemita del acto vandálico de marras. Hay voces expertas que explican el Holocausto judío en toda su singularidad sin por ello desconocer la tragedia de otros colectivos, antes de la Shoá, durante, y en nuestros días. Hay quienes dedican su vida a explicar por qué el conflicto entre Israel y el pueblo palestino en cualquiera de sus expresiones políticas (AP, Hamas, lo que fuere) es mucho más complejo y mucho menos trágico que un genocidio, como livianamente denominan algunos la política israelí en los territorios en conflicto. De modo que yo no entraré en ninguno de esos temas o asuntos. Estoy bien representado por amigos y autoridades de mi comunidad judía y mí otra patria, Israel.
Lo que sí diré haciendo mías las palabras de Chejov es que todo tiene un contexto y una lógica, por no decir un sentido. Una cosa es escribir editoriales u opinar en radio o televisión para ser confrontado y debatido; una muy otra son pintadas anónimas incitantes. ¿A quién le hablamos? Como escribiera Paul Simon, “las palabras de los profetas están escritas en los muros del subterráneo y en los patios de las casas de inquilinato y son susurradas en los sonidos del silencio” (“The Sounds of Silence”): las profecías pueden ser premoniciones asordinadas por el anonimato y la soledad de los espacios públicos.
Uruguayos y uruguayas: hay antisemitas profundos entre nosotros. Si es así, no dudemos que hay otros “ismos” tan terribles y temibles.
Siempre he criticado la construcción de identidad judía por medio de la persecución, el antisemitismo, la Shoá. Abrevamos en fuentes mucho más ricas y edificantes que el odio y la agresión. Es nuestro deber preservar la memoria no sólo de los muertos en actos de antisemitismo durante generaciones, sino también la de generaciones de sabios, “de bendita memoria”, que construyeron nuestra identidad. Pero sobre todo, debemos preservarnos vivos.
“Elegirás la vida” (Deut. 30:19). Mal que les pese a algunos.
Shabat Shalom!