La ausencia de la diplomacia española

altEl 9 de febrero de este año, afirmó la ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, en Ramala, que “España está firmemente comprometida con el establecimiento del estado palestino”, asegurando que “vamos a poner todo nuestro esfuerzo y capacidad para conseguirlo". Cuando le realizaron la pregunta sobre si el próximo mes de septiembre podría existir un reconocimiento español de un estado palestino, Jiménez rehusó a responder. “España no suele tomar decisiones unilaterales”, reiterando que su país “trabaja de manera coordinada en el seno de la UE”. Seis meses más tarde y a propósito de los bombardeos producidos entre los palestinos e Israel, nos encontramos con una respuesta por parte del ministerio de Asuntos Exteriores, que no ha sido bien recibida por Israel, como era de esperar. Según aseguraba Jiménez en una entrevista al periódico “El País”, España ha trabajado con la idea de que "haya una mayoría en la UE que pueda representar un avance" en el reconocimiento del Estado palestino.

El director del departamento de Europa del Ministerio israelí de Asuntos Exteriores, Naor Gilon, convocó al embajador español en Tel Aviv, Álvaro Iranzo, para transmitirle su sorpresa y malestar por las palabras de la ministra, según fuentes diplomáticas. Leyendo las declaraciones no es de extrañar que la diplomacia israelí se sintiera incomodada por la postura tomada por la ministra, pero antes de todo debemos de analizar qué peso político tiene España en la UE y qué currículo político tienen los más allegados al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, en este caso la ministra de Asuntos Exteriores. Cierto es, que uno de sus deseos fue ser diplomática, aunque no lo demuestre a través de sus declaraciones vertidas en pleno auge del conflicto. Jiménez abordó en dos ocasiones las oposiciones para acceder a la escuela diplomática. Hay quien apunta, incluso, que se presentó a las convocatorias de 1986 y 1988 sin aprobarlas.

La ausencia de rumbo en la política exterior, al igual que manifiesta en multitud de ocasiones el Partido Socialista Obrero Español en su política interior, obliga a Jiménez a continuar fichando asesores (aun con unas elecciones ya programadas para el 20 de noviembre) que no pertenecen a la Carrera Diplomática, sino al antiguo equipo de Sanidad, del que fue ministra antes de asumir su actual cargo. La Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE) expresó en su disconformidad con esa política de nombramientos, por entender que supone un gasto innecesario en estos momentos de crisis, habida cuenta de que dichos puestos pueden ser desempeñados por funcionarios de la Carrera, como ha ocurrido tradicionalmente. Pero este malestar no le parece afectar de forma alguna, lo mismo que ocurre en diversos otros ministerios cuya nefasta gestión han llevado al país al borde del cataclismo.

En un estudio llevado a cabo en el mes de marzo por el Real Instituto Elcano, un 62% de los entrevistados piensan que la imagen exterior de la política española actual es mala. Habría que añadir, que en un apartado del estudio se valoraron a los líderes políticos y entre los primeros 16 no figuraba el presidente español, como tampoco figura entre los 8 primeros que disponen de la mejor formación académica. Sobre el conflicto militar Israel–Palestina, un 30% lo percibe como una amenaza sobre un 66% que considera que la amenaza actual más importante es la crisis financiera internacional.  Por edades, los entrevistados de menos de 30 años no perciben el conflicto bélico militar como una amenaza. Al contrario, entre los que tienen estudios universitarios, los porcentajes superan la media para buena parte de las cuestiones, percibiendo un 25% de los entrevistados el conflicto como una amenaza. Sin embargo los votantes del PP o PSOE no incluyeron esta amenaza entre las cinco primeras.

Sobre el poder de diversos países a nivel mundial, en una escala de 0 a 10, España obtuvo por los entrevistados un 4,2, si a ello le añadimos los cables filtrados de “Wikileaks” donde precisamente EE.UU. no miraba con buenos ojos a la política exterior española, deberíamos tomarnos el comentario de la ministra Jiménez con reserva.

Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Jiménez es licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, donde en 1983 fue una de las fundadoras de la Asociación de Estudiantes Socialistas. En 1984 ingresó en el PSOE. También desde ese año, y hasta 1986, presidió el Comité de Relaciones Internacionales del Consejo de la Juventud de España. En Guinea Ecuatorial trabajó como profesora de Derecho Político en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y en el colegio español en Bata, en Israel y Camerún. Fue responsable de Relaciones Políticas con América en la Secretaría de Relaciones Internacionales del PSOE y asesora en la Comisión Progreso Global de la Internacional Socialista. En 2000 fue elegida secretaria de Política Internacional de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, siendo reelegida para el cargo en 2004. Ocupó el cargo de Ministra de Sanidad durante un año (2009-2010).

Aun siendo el inglés el idioma más hablado dentro de la diplomacia exterior, la ministra solo tiene un nivel básico, aunque supuestamente domine con buen nivel el francés, aunque no figure en el currículo del ministerio que ocupa. Su ocupación, como podemos ver, ha rondado en exclusiva junto al PSOE, no habiendo ocupado cargos de relevancia fuera de la carrera política. Los presuntos casos de corrupción en el partido y supuestas adjudicaciones de cargos “a dedo”, se han estado produciendo durante los últimos siete años. No hay nada mejor que tener un familiar o aledaño ostentando un puesto de responsabilidad para lograr mejoras laborales. Con nueve hermanos, ha tenido mucho trabajo por situar a cada uno de ellos. El mayor del clan, José Jiménez García Herrera, fue nombrado director general de Medio Natural y Política Forestal. Pero también es muy agradecida con su entorno, tal como se ha manifestado con la esposa del diputado Eduardo Madina, número dos del Grupo Parlamentario del PSOE, para formar parte de su equipo, o con María Jesús García, que acompañó a Jiménez tanto en su etapa en el Ayuntamiento como en el ministerio de Sanidad, y también ahora, en Exteriores.

En su época en Sanidad, tuvo que lidiar con la gripe A, a pesar de no saber nada de medicina. En julio de 2009 descarto la vacunación masiva contra el virus, recalcando que "en España tendrán vacunas todos aquellos que lo necesiten".  El Ejecutivo no se planteó inmunizar a más del cuarenta por ciento de la población, en comparación del país vecino galo donde inmunizaría al setenta por ciento. En febrero de 2010  su departamento aseguró que finalmente España había invertido 90 millones de euros en la compra de vacunas para prevenir contagios por el virus A/H1N1. Por aquel entonces habían fallecido 300 personas por la gripe A,  algo que a su juicio "no era un índice tan alto". Es obvio que entre los fallecidos no figuraba ningún miembro de su familia, sin embargo recordó a las 700 personas que habían pasado por aquellas fechas por la Unidad de Cuidados Intensivos. Los datos reales de aquella epidemia nunca se pudieron evaluar debidamente al encontrarse los facultativos ante un virus que no era fácil de detectar a primera instancia a pesar de los análisis efectuados.

Aun existiendo supuestamente un número de dosis pactados con las farmacéuticas, de devolución en caso de no ser utilizadas, seis millones de dosis, con un valor de 42 millones de euros, se quedaron en los almacenes esperando a ser destruidas, como afirmó José Martínez Olmos, secretario general de Sanidad, al no ser utilizadas. La desconfianza de la población ante una vacuna que se desarrolló en un tiempo récord y sobre la que planeó cierta sombra de duda, hizo que pocos españoles que se encontraban entre la "población de riesgo" acudieran a su centro de salud a darse el pinchazo. Añadiéndole la falta de credibilidad de una cara visible política, que engendrara confianza por su experiencia en el ámbito de la medicina.

Podemos decir, que más credibilidad tuvieron algunos videos colgados en la red de multimedia Youtube, de una monja benedictina, Teresa Forcades, autora de "Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas", un libro en el que denuncia cómo el poder político y económico que han adquirido las grandes empresas farmacéuticas les sirve para garantizar unos enormes beneficios económicos, aun a costa de la salud de la población. La monja y doctora aseguraba que la vacuna contra la gripe A era obligatoria debido a la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud, ya que, según recuerda, desde 2005 la OMS puede dar órdenes a los gobiernos sobre vacunas en casos de pandemia, aunque hoy por hoy no es obligatoria.

Forcades explica en su vídeo que "la gripe nueva" no es nueva porque sea del tipo A, ni tampoco por ser del subtipo H1N1, sino que lo único que es nuevo es pertenecer a la cepa S-OIV. Del mismo modo resultaron impactantes las declaraciones de una periodista de investigación de Austria, que alertaba al mundo que el mayor crimen en la historia de la humanidad estaba en marcha. Jane Bürgermeister había  presentado cargos penales al FBI en contra de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las Naciones Unidas (ONU), y varios altos funcionarios de Gobiernos y empresas en relación con el bioterrorismo y los intentos de cometer asesinatos en masa. Todo ello cierto o no, podemos ver que la ya entonces ministra de Sanidad tenia una credibilidad y fuerza de impacto bastante reducida.

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