Donde el judaísmo y la psicología positiva coinciden

| Escrito por Michael Knopf

felicidad okRecientemente participé de un seminario rabínico sobre la psicología positiva, un nuevo campo que busca aumentar la felicidad de las personas. Aquellos que estudian la psicología positiva dicen que la felicidad, definida como "una experiencia de placer y significado," es lo que tiene más valor.

Dicen que no hay búsqueda que sea más importante que aquella hacia la alegría y satisfacción por la vida de cada uno, por lo que deberíamos priorizar esa búsqueda que nos permite sentir emociones positivas y tener un propósito.

Muchos de los rabinos tenían sus dudas sobre lo expuesto. Después de todo, ¿no fue la tradición judía la que inspiró a Woody Allen a decir "la vida está llena de soledad, miseria, sufrimiento e infelicidad, y todo termina demasiado rápido"? ¿No se supone que es judaísmo es sobre la obediencia, el sacrificio y el sufrimiento?

Sin lugar a dudas, es así como muchos judíos, liderados quizá por sus rabinos, viven el judaísmo: sin placer ni significado. En lugar de inspirar felicidad, muchos creen que el judaísmo disminuye la alegría e inhibe el deleite. Es por eso que muchos judíos rechazan al judaísmo: afirmamos que la felicidad es un derecho, que debemos ser libres de buscar nuestra propia dicha y de elegir las creencias que contribuyen a nuestra felicidad, desechando aquellas que no lo hacen. Si el judaísmo no nos hace felices, ¿por qué molestarnos?

¿Qué pasa si el judaísmo sí nos hace sentirnos mejor? ¿Cambiará a la comunidad judía de la actualidad? Yo creo que sí, dado que el judaísmo solo puede sobrevivir si ofrece un camino hacia la dicha.

Afortunadamente, yo creo que le judaísmo siempre fue diseñado para ayudarnos a florecer. Es por eso que doy tres formas en las que el judaísmo nos puede ayudar a ser más felices.

1. El pueblo judío. Los psicólogos Martin Seligman y Ed Diener hicieron un estudio donde comparaban a personas que decían ser muy felices y personas que se describían como infelices. La única diferencia entre los grupos era que el grupo "muy feliz" también tenía "relaciones sociales ricas y satisfactorias." Por lo tanto, concluyeron que las personas con muchas conexiones significativas son más felices. Desde mi propia experiencia, puedo confirmar que los amigos y seres queridos le dan alegría y sentido al vivir.

El judaísmo es una religión que se vive en comunidad. Muchas prácticas del judaísmo requieren de la presencia de otros, y las tradiciones nos alientan a tener una vida comunitaria. "No es bueno para un humano estar solo," dice en el Génesis. "Amistad o muerte," está escrito en el Talmud, agregando luego "No te separes de la comunidad." Además, las historias centrales del judaísmo son sobre la redención nacional y de rebelión.

Es verdad, a veces nuestras familias, amigos y comunidades judías pueden ser frustrantes y desagradables. Otros judíos en el mundo pueden hacer cosas que nos lastiman, ofenden o humillan. Aún así, tenemos el sentimiento de comunidad en nuestros corazones. Si interactuamos de la forma que nos guía el judaísmo, tendríamos relaciones significativas, nos las tomaríamos en serio, y haríamos que progresen.

2. Torá. Si tenemos que elegir entre una actividad dolorosa o una placentera, muchos elegiríamos la placentera. Sin embargo, una vida con únicamente experiencias placenteras, sin dolor alguno, no es deseable. Estudios, como aquellos que describe Tal Ben-Shahar en "Más feliz" (McGraw Hill, 2007), muestran que la felicidad requiere trabajo y desafío.

En este sentido, el desafío que involucra el estudio y práctica de la Torá es uno de los regalos que el judaísmo ofrece. Como dijo el rabino Neal Rose, si la acción fuese algo natural, no debería ser ordenada. Vivir la disciplina de las mitzvot es un desafío difícil pero lleno de significado.

También es un desafío exigirnos a nosotros entender un texto que tiene un lenguaje complicado. Sumergirnos en los complicados, ricos, y sabios textos de la tradición judía (Torá, Midrash, Talmud y Comentarios) es una empresa que requiere esfuerzo y le da al estudiante disfrute y la oportunidad de crecer y mejorar, ayudándolo a avanzar hacia la mejor versión de él. El estudio y la práctica del judaísmo pueden contribuir a la felicidad.

3. Dios. Para ser más felices debemos reconocer que no hay nada (ni el trabajo, ni el jefe, ni la obligación económica, ni una relación) que tenga el poder de impedirnos vivir felices y de convertirnos en la persona que más queremos ser, a menos que dejemos que lo impida. Sin embargo, la mayoría de nosotros somos esclavos de un amo que no facilita nuestra felicidad. Por ejemplo, sacrificamos nuestra felicidad por la búsqueda del dinero o del prestigio. A veces olvidamos que esa elección es exclusivamente nuestra.

Incluso aquellos que estamos encerrados en situaciones que no son inherentemente placenteras, podemos controlar como percibimos y enfrentamos tales contextos. Tenemos el poder de ver cada situación de modo de que tenga más sentido y por lo tanto, sea más placentera. Ben Shahar nos recuerda que "la felicidad no depende únicamente de lo que hacemos o donde estamos, sino de lo que elegimos percibir."

Reconocer que estamos libres de cambiar nuestra situación, o al menos como la percibimos, para verla de una forma que nos hace más felices suena sencillo, hasta que lo intentamos. Es por eso que la tradición judía hace énfasis en la importancia de creer, tener una buena relación y ofrecerle total lealtad a un Dios cuya característica es liberarnos de todo lo que nos obstaculiza: "Yo soy tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí." Este Dios nos ordena desde la Biblia que seamos felices.

Comprometernos a servirle únicamente a Dios significa que nos liberamos a la búsqueda de una vida con sentido, propósito, para convertirnos en la mejor versión de nosotros que podemos ser. Vivir bajo las leyes de Dios nos permite vivir la vida sin miedo y nos da la habilidad de seguir nuestra dicha.

¿Vivir una vida judía necesariamente te hará más felices? No. Hay muchos judíos miserables en el mundo. Pero a mí me ayuda, y creo que te puede ayudar a ti tambié

Fuente: Haaretz.com

Traductora: Mariel Benedykt

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