Judaismos

Andrew Silow-Carroll, JTA News, 10 de marzo de 2017

Aaron Hahn Tapper estaba pasando el verano de 1994 estudiando en una ieshivá ortodoxa en Jerusalem, cuando fue llamado a la oficina del mara d’atra o principal autoridad legal de la escuela. Al advertir que la madre de Hahn Tapper se había convertido al judaísmo bajo los auspicios del movimiento conservador, el rabino fue contundente. “Bueno, parece que es posible que no seas judío”, dijo, explicando que las conversiones conservadoras pueden o no ser aceptables para las autoridades ortodoxas. A Hahn Tapper se le permitió continuar sus estudios siempre y cuando aceptara que se investigara los términos de conversión de su madre: ¿Cuándo fue hecha? ¿Quiénes fueron testigos de su ceremonia de conversión? ¿Fueron hombres?

Hahn Tapper había pasado 13 años en las escuelas judías diurnas de Filadelfia y 10 veranos en el campamento Ramá en las Poconos. El desafío de la ieshivá lo obligó a hacerse preguntas incómodas sobre la ley judía, las creencias y la práctica. Pero, sobre todo, se le plantearon preguntas sobre la identidad. Mucho tiempo después de que la ieshivá finalmente aceptara la conversión de su madre, esas preguntas siguieron acompañando a Hahn Tapper, de 43 años, durante todo el recorrido de sus estudios judíos y religiosos.

Ahora Profesor Asociado de Estudios Judíos de la Universidad de San Francisco, Hahn Tapper, ha escrito una introducción al judaísmo, para estudiantes universitarios y lectores en general, que enfoca las cuestiones de identidad, empezando por su título: “Judaisms: A 21st Century Introduction to Jews and Jewish Identities” (Judaísmos: Una introducción en el Siglo XXI a los judíos y a las identidades judías).

“¿Se pueden borrar las identidades de alguien de la noche a la mañana por un tecnicismo?”, escribe, después de describir el incidente en la ieshivá. “¿El ser judío realmente depende únicamente de los requisitos legales y rituales? ¿O las identidades judías son más maleables que eso?” En su esencia, el libro es un intento de responder a la pregunta ¿Qué significa ser judío?

“Para alguien que es un ‘hombre halájico’ – la forma en que entiende el mundo es sólo a través del lente de la halajá [ley judía], y esa es su construcción – es una categoría legal”, le dijo Hahn Tapper a la JTA (Jewish Telegraphic Agency) en una entrevista reciente. “O lo eres o no lo eres – es blanco y negro”. Otros creen en un alma judía o “neshamá” que equivale a una esencia metafísica, o incluso una definición genética, además de rituales y creencias. Israel tiene su propia definición que combina la nacionalidad, la ciudadanía y, cada vez más, la supervisión rabínica. También hay un enfoque postmoderno, en el que las personas se convierten en parte de una comunidad simplemente por creer que son parte de una comunidad.

De una forma u otra, todos los judíos están optando por ser judíos – o por lo menos tienen el lujo de hacerlo en el siglo XXI – en un proceso que Hahn Tapper y los sociólogos llaman “el desempeño de la identidad social”, que depende de los comportamientos y decisiones que presentan el uno al otro y al mundo exterior. “La mayoría de nosotros no podemos rastrearnos hacia atrás por muchas generaciones”, dijo Hahn Tapper. “Hay una cierta aceptación de que lo que nos dicen nuestros padres son los hechos. La genealogía no se remonta tan atrás para la mayoría de nosotros”. Al contar la historia de los judíos a través de los siglos y continentes, “Judaísmos” – un finalista para el Premio Nacional del Libro Judío 2016 – presenta la historia judía no tanto como una línea de tiempo sino como un tapiz. El autor escribe sobre las comunidades judías que se desarrollaron dentro de las culturas cristiana, musulmana e hindú, judíos europeos y judíos asiáticos, judíos homosexuales y judíos de color, familias interconfesionales estadounidenses asimiladas y judíos etíopes que consideran el matrimonio fuera de su subcomunidad como una forma de matrimonio mixto. Escribe que “ya en los tiempos de la comunidad de los hebreos, y a través de su subsiguiente renacimiento como parte del reino de Israel y del reino de Judá, y finalmente como judíos, este grupo nunca ha sido uniforme o coherente. Nunca ha habido un pueblo judío, sólo gente. Dentro de las tiendas judías siempre ha habido subtribus, subidentidades y subfacciones. Y, sin embargo, a pesar de que la comunidad judía nunca ha sido homogénea o monolítica, judíos y no judíos con frecuencia hablan de ‘los judíos’, como si fueran un solo grupo, cohesivo e interconectado”.

Hahn Tapper dice que su visión multicultural de la identidad judía está conformada por sus propias experiencias. Habiendo crecido en Filadelfia (su hermano mayor es Jake Tapper, el presentador de la CNN y corresponsal en jefe en Washington), asistió a la escuela Salomón Schechter (actualmente Escuela Judía Diurna Perelman), afiliada al movimiento conservador, hasta el sexto grado, antes de asistir a la Academia Hebrea Akiba, actualmente Academia Hebrea Jack M. Barrack en Bryn Mawr, no afiliada. Estuvo activo en la comunidad judía como estudiante en la Universidad Johns Hopkins, pero fue fuertemente influido por la comunidad baal teshuvá que encontró en Jerusalem, donde los rabinos demostraban un celo casi evangelista en la introducción de jóvenes mochileros judíos estadounidenses al estilo de vida ortodoxo.

Hahn Tapper fue a la vez un participante de la cultura baal teshuvá y un observador, fascinado por las formas en que estos nuevos judíos observantes “enmarcaban” sus identidades. Al haber crecido en una javurá, o congregación informal, que incluía algunos pesos pesados del movimiento conservador – incluyendo a Jeffrey Tigay, que fuera presdiente del departamento de estudios judíos de la Universidad de Pennsylvania, y Chaim Potok, el rabino y novelista – Hahn Tapper fue capaz de pensar de manera crítica acerca de la rígida ortodoxia que observó en las ieshivot baal teshuvá. “Los chicos que tenía a mi alrededor [mientras crecía] no eran ningunos tontos, y yo sabía que tenían una comprensión mucho más sofisticada de las cosas que lo que me enseñaban en esta ieshivá”, dijo. Más tarde pasó un verano en Fez, Marruecos, en su camino hacia la obtención de una maestría en estudios teológicos de la Universidad de Harvard y un doctorado en religión comparada de la Universidad de California, Santa Bárbara. “Eso comenzó a abrir mis ojos a la perspectiva céntrica ashkenazí de lo que significa ser un judío”, recordó.

Todas estas experiencias le llevaron a pensar menos en los límites judíos y más acerca de las posibilidades judías. “He llegado a aceptar, hasta cierto punto, que no importa lo que yo pienso si la persona frente a mi piensa que es judía”. dijo. “Su identidad es fundamental para esa persona y tiene que ver con su significado como persona. En última instancia no estoy tomando decisiones institucionales, así que puede tener la mente abierta acerca de estas cosas”. Hahn Tapper sabe que tal apertura mental puede ser frustrante e incluso amenazante para los que prefieren criterios estrictos de pertenencia. “El solo hecho de poner una ‘S’ al final de la palabra judaísmo puede ser muy perturbador para la gente, porque tiene algún tipo de idea concreta de qué es un judío”, dijo. “En realidad, es mucho, mucho, mucho más turbulento y complicado que eso”.

Algún día, la teoría y la práctica coincidirán, se da cuenta, sobre todo como padre que es, criando a dos niños judíos. Él y su esposa, la rabina Laurie Hahn Tapper, directora de estudios judíos y rabina escolar en la Escuela Diurna Yavne en Los Gatos, California, tienen dos niños, de 6 y 9 años. “Cuando mis hijos quieran tener una pareja, entonces es cuando yo tendría que responder si aceptaría a fulano/a como realmente judío/a”. dijo.

Traducción: Daniel Rosenthal